sábado, 12 de marzo de 2016

UNIDAD 13. EVALUACION DE LA PREVECION DE RIESGOS LABORALES




UNIDAD 13. EVALUACION DE LA PREVECION DE RIESGOS LABORALES.

La evaluación de riesgos es la gestión de la seguridad y salud en el trabajo. Sirve para establecer la acción preventiva a seguir, a partir de una evaluación inicial. La importancia de dicha evaluación, está reconocida en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, transcripción de la Directiva Marco 89/391/CEE, al establecer como obligación de la Administración la planificación de la acción preventiva, a partir de una evaluación inicial de riesgos.

La evaluación de riesgos es el proceso mediante el cual se obtiene la información necesaria para estar en condiciones de tomar decisiones sobre la necesidad o no, de tomar acciones preventivas, y en caso afirmativo el tipo de acciones que deben de adoptarse.

  La Evaluación de Riesgos comporta la existencia de dos partes diferenciadas:
1.      El análisis de riesgos.
2.      La valoración de riesgos.

2.   EL ANÁLISIS DE RIESGOS.

El Análisis de Riesgos se compone de las siguientes fases:
a) Identificar el Peligro, entendiendo como tal toda fuente o situación con capacidad de daño en términos de lesiones, daños a la propiedad, daños al medio ambiente, o bien una combinación de ambos.
b) Estimar el Riesgo, entendiendo como Riesgo la combinación de la frecuencia o probabilidad y de las consecuencias que pueden derivarse de la materialización de un peligro. La estimación del Riesgo supone el tener que valorar la probabilidad y las consecuencias de que se materialice el riesgo.
  
3.      VALORACIÓN DE RIESGO.

Tras efectuar el Análisis de Riesgos, y con el orden de magnitud que se ha obtenido para el Riesgo, hay que valorarlo, es decir emitir un juicio sobre la tolerabilidad o no del mismo, hablándose en el caso afirmativo de Riesgo Controlado, y finalizando con ello la Evaluación del Riesgo.



PASOS A SEGUIR EN UNA EVALUACIÓN DE RIESGOS:

El paso preliminar a la evaluación de riesgos es preparar una lista de actividades de trabajo agrupadas de forma racional y ordenada. Seguidamente, se deberá obtener para cada una de las actividades el máximo de información posible:
  • Tareas a realizar, su duración y frecuencia.
  • Lugares donde se realiza el trabajo.
  • Quien realiza el trabajo, tanto permanente como ocasional.
  • Otras personas que pueden ser afectadas por las actividades del trabajo.
  • Formación de los trabajadores sobre la ejecución de las tareas.
  • Instalaciones, maquinaria y equipos que se utilizan.
  • Herramientas manuales y a motor.
  • Energías que se utilizan.
  • Sustancias y productos utilizados y generados.
  • Contenido y recomendaciones de los etiquetados.
  • Requisitos de la legislación vigente sobre la forma de hacer el trabajo, instalaciones, maquinaria y sustancias empleadas.
  • Medidas de control existentes.
  • Datos recopilados sobre accidentes, incidentes, enfermedades profesionales derivadas de la actividad que se desarrolla, de los equipos y de las sustancias utilizadas.
  • Datos sobre evaluaciones de riesgos que se han efectuado anteriormente.
  • Organización del trabajo.

4.      IDENTIFICACIÓN DEL PELIGRO. 

Una vez obtenida la anterior información se pasará a la identificación de los peligros que pueden actuar sobre cada uno de los trabajadores en cada una de las actividades. Para llevar a cabo la identificación habrá que preguntarse:

• ¿Existe una fuente de daño?
• ¿Qué o qué puede ser dañado?
• ¿Cómo puede ocurrir el daño?

Con el fin de ayudar en el proceso de identificación de peligros, es útil categorizarlos en distintas formas, por ejemplo, por temas: mecánicos, eléctricos, radiaciones, sustancias, incendios, explosiones, etc..


Medio Ambiente:

Agentes Físicos.
  • Iluminación.
  • Ruido.
  • Condiciones termohigrométricas.
  • Vibraciones.
Agentes Químicos (laboratorios).
  • Exposición a sustancias nocivas o tóxicas.
  • Exposición a agentes químicos por ingestión o inhalación.
  • Contacto con sustancias cáusticas y/o corrosivas.

Agentes Biológicos.
  • Virus.
  • Bacterias.
Causas personales:
Carga física. 

Carga mental.
  •   Inseguridad laboral (interinidad, desplazamientos).
  •   Salario.
  •   Exceso de responsabilidad.
  •   Falta de expectativas   profesionales.
  •   Escasez de medios.
  • Conflictos en las relaciones interpersonales.
Factores Psicosociales
  •    Estrés.
  •    Síndrome de bourn-out.
  •    Mobbing.




5.       ESTIMACIÓN DEL RIESGO.

    Para cada uno de los Peligros identificados se deberá estimar el Riesgo, determinando la Severidad del daño (Consecuencias) y la Probabilidad de que ocurra el daño. Se considerara lo siguiente:

• Partes del cuerpo que se verían afectadas.
• Naturaleza del daño, graduándolo desde ligeramente dañino a extremadamente dañino.

6.      SEVERIDAD DEL RIESGO.

La Severidad de un riesgo es el valor asignado al daño más probable que produciría si se materializase. Para asignar dicho valor, el técnico habrá imaginado el daño que más frecuentemente podría ocurrir de materializarse el riesgo detectado, y lo habrá comparado con los daños descritos en la siguiente tabla, clasificándola como baja, media, o alta. 

   La Severidad daño se clasifica en:

LIGERAMENTE DAÑINO: Daños superficiales (pequeños cortes y magulladuras); irritación de los ojos, molestias e irritación (dolor de cabeza, disconfort), lesiones previsiblemente sin baja o con baja inferior a 10 días naturales. Pérdida de material leve.

DAÑINO: Quemaduras, conmociones, torceduras importantes, fracturas, amputaciones menos graves (dedos), lesiones múltiples; sordera, dermatitis, asma, trastornos músculo-esqueléticos, intoxicaciones previsiblemente no mortales, enfermedades que lleven a incapacidades menores. Lesiones con baja prevista en un intervalo superior a los 10 días. Pérdida de material grave.


EXTREMADAMENTE DAÑINO: Amputaciones muy graves (manos, brazos, ojos); cáncer y otras enfermedades crónicas que acorten severamente la vida, lesiones muy graves ocurridas a varias o a muchas personas y lesiones mortales. Pérdida de material muy grave.


7.      PROBABILIDAD DE UN RIESGO.

La probabilidad de que ocurra el daño se puede graduar, desde baja hasta alta, con el siguiente criterio:
Probabilidad alta: El daño ocurrirá siempre o casi siempre.
Probabilidad media: El daño ocurrirá en algunas ocasiones
Probabilidad baja: El daño ocurrirá raras veces

A la hora de establecer la probabilidad de daño, se debe considerar si las medidas de control ya implantadas son adecuadas. Los requisitos legales y los códigos de buena práctica para medidas específicas de control, también juegan un papel importante. Además de la información sobre las actividades de trabajo, se debe considerar lo siguiente:

a) Trabajadores especialmente sensibles a determinados riesgos (características personales o estado biológico).
b) Frecuencia de exposición al peligro.
c) Fallos en el servicio. Por ejemplo: electricidad y agua.
d) Fallos en los componentes de las instalaciones y de las máquinas, así como en los dispositivos de protección.
e) Exposición a los elementos.
f) Protección suministrada por los EPI y tiempo de utilización de estos equipos.
g) Actos inseguros de las personas (errores no intencionados y violaciones intencionadas de los procedimientos):


8.       VALORACIÓN DEL RIESGO.

   Una vez calificado un riesgo por su grado de riesgo, la siguiente tabla, nos permite decidir si es necesario adoptar medidas preventivas para evitarlo o reducirlo y, si lo es, asignar la prioridad relativa con que deben implantarse tales medidas. 


RIESGO.
ACCIONES Y PRIORIDAD DE EJECUCIÓN.
TRIVIAL.
No se requiere acción específica.
Prioridad Baja.
TOLERABLE.
No se necesita mejorar la acción preventiva. Sin embargo, se deben considerar soluciones o mejoras que no supongan una carga económica importante. Se requieren comprobaciones periódicas para asegurar que se mantiene la eficacia de las medidas de control.
Prioridad Media.
MODERADO.
Se deben hacer esfuerzos para reducir el riesgo, determinando las inversiones precisas. Las medidas para reducir el riesgo deben implantarse en un periodo determinado. Cuando el riesgo moderado esté asociado con consecuencias extremadamente dañinas, se preciará una acción posterior para establecer, con más precisión, la probabilidad de daño como base para determinar necesidad de mejora de las medidas de control.
Prioridad Medio-Alta.
IMPORTANTE.
No debe comenzarse el trabajo hasta que no haya riesgo. Puede que se precisen recursos considerables para controlar el riesgo. Cuando el riesgo corresponda a un trabajo que se está realizando, debe remediarse el problema de forma urgente.
Prioridad Alta.
INTOLERABLE.
No debe comenzar ni continuar el trabajo hasta que se reduzca el riesgo. Si no es posible reducir el riesgo, incluso con recursos limitados, debe prohibirse el trabajo.
Prioridad Inmediata.


9.      PREPARAR UN PLAN DE CONTROL DE RIESGOS


El resultado de una evaluación de riesgos debe servir para hacer un inventario de acciones, con el fin de diseñar, mantener o mejorar los controles de riesgos.
Es necesario contar con un buen procedimiento para planificar la implantación de las medidas de control que sean precisas después de la evaluación de riesgos.
Los métodos de control deben escogerse teniendo en cuenta los siguientes principios:

a) Combatir los riesgos en su origen
b) Adaptar el trabajo a la persona, en particular en lo que respecta a la concepción de los puestos de trabajo, así como a la elección de los equipos y métodos de trabajo y de producción, con miras, en particular a atenuar el trabajo monótono y repetitivo y a reducir los efectos del mismo en la salud.
c) Tener en cuenta la evolución de la técnica.
d) Sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún peligro
e) Adoptar las medidas que antepongan la protección colectiva a la individual.
f) Dar las debidas instrucciones a los trabajadores.

10.  REVISAR EL PLAN

El plan de actuación debe revisarse antes de su implantación, considerando lo siguiente:
a) Si los nuevos sistemas de control de riesgos conducirán a niveles de riesgo aceptables.
b) Si los nuevos sistemas de control han generado nuevos peligros.
c) La opinión de los trabajadores afectados sobre la necesidad y la operatividad de las nuevas medidas de control.

La evaluación de riesgos debe ser, en general, un proceso continuo. Por lo tanto la adecuación de las medidas de control debe estar sujeta a una revisión continua y modificarse si es preciso. De igual forma, si cambian las condiciones de trabajo, y con ello varían los peligros y los riesgos, habrá de revisarse la evaluación de riesgos.

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